sábado, 18 de abril de 2009

Capitulo 10 " Conociendo a Dumas"

Dumas era como un padre para mi o lo mas parecido que tuve para alguien nacido entre el hedor y la miseria, criado por el hambre y la necesidad. Cruel y sanguinario, era su oficio y lo aprendió desde mozo. Otros tenían un corazón grasiento pero el sabia que su deber era salvar y cuidar a los suyos. Siendo la única manera hacer esa transicion de la inocencia a la insensibilidad de la forma mas dura y directa. Volviéndote los cohones de hierro. Mostrando y sufriendo lo mas espantoso y cruel de una contienda. Hiel nos daba para darnos la vida y no sucumbir ante tanta locura.
Todo me evoca esos tiempo de valor, guerra y pólvora. Rezos y orines antes de sajar al enemigo. Tragando saliva y manchandote los pantalones alrededor de gritos y sangre. Camaradas que se fueron demasiado pronto donde reanudaremos chanzas y vinos, risas y putas en la cantina del infierno. A veces veo un cuadro donde gallardos soldados sin miedo a la muerte mirando sin temor al frente. Todos altivos y relajados y me digo que pintor estuvo en una refriega por decirlo suavemente y no una carnicería. Que me ilumine donde se celebran esas luchas de caballeros porque este su seguro servidor solo conoció las calamidades y bajezas de nuestros semejantes cuando lo bajabas al ultimo nivel del ser humano: la supervivencia. Por esto y por mas pienso y digo que Dumas nunca tendría a estos lilas bajo su ala, solo pueden ser traidores. Y en serio digo que mi mano no flaquea, ni tiembla antes estos impostores. Por quien usurpe, ensucie o manche el nombre de su excelentísimo señor Dumas de Manqueda bajara solo o acompañado al mas oscuro de los Avernos.
-Veo que no os gusta este vino. Quizás preferís algo mas fuerte. Tengo una cosecha muy especial para vosotros. Espero que no se os indigeste.- Mientras decía esto mi mano saco un fuerte caldo de buen metal.
Mientras mi amada sacerdotisa de Baco empezó arremeter contra mi.
-No, no, no. No.. lo... hagas. Es mi negocio.
Y sin yo esperarlo soltó un fuerte topetazo con la jarra en toda su cabeza. Cayendo como un muñeco el pobre quedando inerte.
-Me debes un vino.- dijo la mesera toda enfada.
-Naah. No me voy a creer que me cobres ese vinagre al que le has dado el mejor uso que podia tener.
Entonces en un instante su inflado pecho se vio suavemente tocado por la punta del acero.
-Ehh!! Maldito necio. Prestame atención esto es entre nosotros. Deja a la señorita en paz.
-Gracias por lo de señorita.-dijo ella ronroneando y mirando con ojos de carnero.
-Bueno, es un decir tan solo es el calenton del momento. Tan poco te lo tomes a mal.
De pronto su rostro sufrió un transformación diabólica e ignorando la hoja que amenazaba su existencia. Se giro malhumorada y se marcho bufando. Mientras su voz indiferente se alejaba con ella.
-Bueno os dejo solos. Asi te las arregles con este amable caballero.
El pobre hombre miro de hito en hito a ambos sintiéndose ignorado y una amenaza tan peligrosa como una mota de polvo. Hasta que su voz dio otra impresión.
-Bueno vayamos a lo nuestro.
Continuara...