jueves, 15 de noviembre de 2012

Capitulo 22 "Respuestas"

Cuando abrí los ojos mi mundo había cambiado. Era como la pésima versión de un conquistador en una nueva tierra. Mecido en un camastro y en un lugar que no conseguia identificar. A mi lado un viejo con un raído traje como si fuese un pirata en la ruina. Su rostro ajado y cansado con esos ojos que demuestran que han visto mucho y quizás demasiado. Arrugas que se ganan con la desesperanza y la vida dura. Donde la sabiduría y la experiencia se gana a base de golpes traicioneros y puñaladas inesperadas. Por extraño que parezca me miraba con un amor infinito como si fuese alguien a quien apreciase mucho. Quizás era aquella estancia, donde la luz nos inundaba dando una sensacion de paz que hacia tiempo que no conocía.

-¿Donde estoy?

-Estas a salvo.- dijo el hombre.

A salvo. Eso era un concepto muy ambiguo. ¿A salvo de que? ¿ de quien? ¿Como puedes estar a salvo cuando no sabes donde estas?

-¿Es un barco? ¿como he llegado aquí?

El hombre se llevo un dedo a los labios mostrándome varios anillos que portaba orgulloso fruto de muchas batallas ganadas.

-Ssshh... Ahora debes descansar. Ya tendremos tiempo para ponernos al día y responder tus preguntas. Se que quieres respuestas pero estas muy débil.

-¿Y los demás?

El negó con la cabeza y la bajo en señal de duelo mientras cerraba los ojos. Presa de mis sentimientos me dejo solo. Sabia que mi duelo era algo privado e intimo. En soledad llore y desterré las lágrimas de mis ojos a medida que pasaban los días y el vigor entraba como un torbellino por cada poro de mi piel. Hasta que por fin logre levantarme y pude mirar cara a cara a mi cuidador. Era tiempo de saber, de llenar las lagunas de mi mente.

Suspiro profundamente como si estuviese a punto de quitarse un gran peso de encima. Un peso que debía llevar mucho tiempo hundiendose en el fondo de su corazón.

-Se que va sonar estúpido...-sonrió con amargura.- La verdad es que no se por donde empezar. Mi nombre es  Laurens de Graff. Era parte de los Mendigos del Mar un grupo de corsarios que atacaba a mercantes extranjeros gracias al beneplácito del rey y la Iglesia.

-¿Eres un pirata?

-Ahora si. Fue el corsario mas joven y temerario de la flota. Pero la envidia es un gran activo y alguien me traiciono. Huyendo de aquí para allí conocí a tu madre. Por desgracia mi herencia es la muerte para mis seres queridos y fue apresada por complice para después ser ejecutada por traidora. Por suerte fue lista y antes de que la apresasen te escondió en un lugar seguro. Tenia buenos vecinos...

-¿Eres, eres mi padre?

-Si, siempre seguí tus pasos gracias a mis contactos. Supe de tus andanzas en la guerra y tu vida vagabunda. Pero aun asi no se tu nombre,  ¿como te llamas?

-Nunca tuve un nombre. Mi madre siempre me llamaba con apelativos cariñosos y los vecinos me decian chico o muchacho. A medida que fue creciendo fui cambiando de nombres. Ya sabes la milicia, el juego, las deudas...

 - Tu madre se llamaba Alexandra. Me encantaba ese nombre. Un nombre que me recuerda a su perfume entre otras muchas cosas. Creo que seria un homenaje a esa gran mujer que ambos conocimos llamarte Alejandro como el conquistador.

Mientras decia esto miraba al infinito. Un tiempo pasado donde tenia a la mujer que amaba y era el terror de los mares.

-Alejandro es un buen nombre me gusta. Me gusta tener algo que me evoque a ella.

-Era una gran mujer.

-¿Porque hasta ahora no he sabido de ti?

-No podía acercarme a la ciudad y si alguien sospechaba podía apresarte.  A ti, a mi...

-¡¡Nunca me ayudaste!! ¡¡Ni te preocupaste por mi!!

-Eso no es cierto. Mis amistades siempre trabajaban en tabernas y lupanares . Te observaban y te
vigilaban. Nunca te falto una cama y una comida.

Era cierto. Ahora comprendia muchas cosas. No era mi encanto personal lo que me ayudaba en tales sitios.

-Creo que el Cardenal Gris fue quien urdió mi caída y te descubrió. Cuando te apresaron conseguí meter a uno de los mios. Fue quien te administro el veneno antes de ser interrogado. Tan solo hacia falta parecer muerto para sacarte.

-¿ Y la chica? ¿Honor?

-Cuando te desenterramos había otra cuerpo, una mujer. Le habían quitado la cara. Supongo que seria ella.

La ira encendió mi rostro y cerré mis manos hasta que sangraron. No sabia explicar lo que sentía pero quería matar a ese cardenal y tener su cuello entre mis manos.

-Ahora vamos a nuestro refugio a Isla Peste.

-Esa es la isla donde mandan a los enfermos y moribundos a morir.

-Si, bueno... es una vieja leyenda de la que me siento orgulloso. Así nadie nos molestara.

-¿Para que? Ver como me envejezco y mi cuerpo se enmohece. No deja de ser otra cárcel.

Mi padre me guiño un ojo y saco una extraña llave con una empuñadura con forma de ocho.

-Tengo un plan. Es hora de preparar nuestra venganza.

Continuara...










viernes, 7 de septiembre de 2012

Capitulo 21 "Exhumación"

-¡Cavad cavad, malditos!-aquella cavernosa voz proveniente de la bestia de ébano cortaba el silencio de la noche.

Mientras porciones de tierra volaban hacia al aire abandonando su vertical posición.


-Pero señor, ¿porque no hemos acabado con esos malnacidos cuando hemos llegado?.

-¡Maldito idiota! Cuando subas aquí cogeré tu enclenque gaznate bebedor de ron y me haré un catalejo con el.

El afectado trago saliva y callo mientras aceleraba su trabajo. Pasados unos instantes algo apareció en la fosa lo bastante interesante para que el hombre volviese hablar.

-Señor, aquí tenemos algo.

El giganton asomo su cuerpo al abismo.

-¿Hace falta que te pregunte?¿O me vas a mantener en ascuas hasta que tu cerebro decida funcionar?

-Esta boca abajo. Espero que le de la vuelta.

Un segundo después el misterio era desvelado.

-Por los pechos de Sorley...

-No seas maleducado. Un poco de respeto a los difuntos.

Acerco una pequeña luz al fardo desenterrado.

-Es una mujer con un vestido de tabernera.

El jefe indico un gesto con su mano y al instante dos mandados bajaron para subir el cuerpo. Al levantarlo se dieron cuenta de un horrible hecho.

-¡Dios Santo! No tiene cara... Se la han arrancado. ¿Quien es capaz de hacer algo tan mezquino a una mujer?

El de arriba permanecía impasible sabiendo la respuesta. Sabia que iba por buen camino.

-¡Esperad aquí hay otro!

-¡Pues claro, ese es el que nos interesa!

Finalmente lograron sacar el segundo cuerpo del agujero. Y lo dejaron con cuidado en un carromato. Mientras la malograda mujer era engullida de nuevo por el oscuro nicho para su descanso eterno.

Todos se acomodaron en el desvencijado vehículo y con la complicidad de la noche fueron alejándose del lugar.

-¿Es posible que este hombre este vivo? ¿Y porque lo enterrarían?

Un cuchillo rasgo la garganta del curioso ante su sorpresa. El titan se levanto y propino una patada que lanzo a su víctima a la cuneta. Después se sentó y miro a los demás.

-¿Alguna pregunta mas?

Los aludidos se miraron silenciosos y después al jefe. Mostraron su mas absoluta indiferencia y volvieron a mirar al suelo sumisos. Nada les importaba mas que sus vidas. Para ellos aquella noche nunca había existido. Fueron acercándose al puerto y llegaron al punto mas lejano donde una imponente galeón esperaba su momento para hacerse a la mar.

Por fin alcanzaron la entrada del barco donde una rampa esperaba su ansiada carga.

No tuvieron tiempo apenas de aligerar el carro cuando un hombre con una inusitada urgencia se situó apenas sin resuello a su lado. Preocupado miro a la negra montaña directamente a la cara intentando hallar una respuesta sin palabras. Una cara impasible le devolvía la mirada. Ante la ausencia de una resolucion satisfactoria pregunto:

-¿Que tal esta mi hijo?

Continuara...

lunes, 23 de julio de 2012

Capitulo 20 " El Cardenal Gris"

Por fin puedo descansar después de una sesión estéril en la Sala del Juicio puedo quedar solo a merced de mis pensamientos. Pensamientos que me retrotraen a un pasado no se si mejor pero en cierto manera mas tranquilo. Por desgracia ya no queda nada de mi, de ese jovenzuelo inocente que la vida mancillo de la forma mas cruel. Parece que todavía suenan en mi mente los golpes del herrero forjando aquellas espadas esperando el momento de que acabase su jornada. Para así avivar otro fuego, el fuego del amor. Mi amada y maldita Ana. Todavía me sigo estremeciendo al recordar su cuerpo. Hasta que llego aquella noche. La noche de la tragedia. Como siempre Ana y yo nos mecíamos acurrucados por nuestra pasión. Ajenos a todo su padre llego, quizás imaginando nuestras citas o temiendo que fuesen ladrones. La ira estallo convulsionando su cara y arrojándonos su furia sobre nosotros. Ana temerosa me acuso de que la había intentado violar obligandola a entrar en la herrería para consumar mi lujuria. Yo también tenia algo que decir y acuse a su hija de ser la perdición de los hombres. No pude acabar la frase un liquido ardiente beso mi cara. El dolor dio paso a la locura. Medio ciego cogí una espada y empecé a dar golpes sin saber donde.

Hasta que oí que algo caía como un fardo. Pensé que era un saco pero craso error al oír un grito inhumano. En mi imprudencia la cabeza de mi amada caía cortada por mi arma. Triste visión para el padre. Vino hacia a mi en busca de justicia pero una de sus obras acabo insertada en su estomago. Debía huir y no dejar ningún rastro, a duras penas incendie la herrería y huí a través del monte. Con el miedo como único compañero y sin saber a donde ir. Era un asesino y mi destino era la horca. Ande y ande sin parar hasta caer desfallecido. Cuando desperté estaba en una especie de habitacion abovedada. A mi lado otro muchacho como yo con una mascara. Curioso me levante y intente hablar con el. Estaba muerto y frió. Tome su mascara y vi su rostro desfigurado y podrido. Limpie la mascara y me la puse. Decidí vender cara mi vida. Salí a por todas. Pero no me esperaba semejante recibimiento. Un monje se sorprendió al verme y me llevo a la cocina saciando mi hambre. Pensaba que era el muchacho de la mascara. Nadie sabia mi secreto. Por fin pude dormir tranquilo y bajo techo. Al día siguiente el horror de los demás muchachos, novicios la mayoría se instalo en sus rostros pensaban que seria Lázaro resucitado. Consiguiendo sin quererlo un respeto y temor que fue de gran ayuda. Lo demás es fácil de entender.

Los monjes vieron en mi un joven con un gran potencial y futuro. El estudio era como parte de mi y la ambición se instalo en mi corazón. Poco a poco fui subiendo peldaños en la jerarquía tras abandonar el monasterio. Nunca abandone mi mascara y muchos piensan que la llevo para ocultar mi deformado rostro o quizás ser el hijo bastardo de alguien importante. Pero todo eso no es importante. Solo tengo que ver cuando me miran por primera vez y leo sus ojos desconcertados y asustados. Entonces siento que ya los tengo en mis manos. Con el tiempo fui adquiriendo diversas mascaras y también la extraña afición de arrancar la cara de mis enemigos y disecarlas para que fuesen parte de la Sala de los Condenados. Allí llevo a quien se lo merece y me oculta sus secretos. Pero en el fondo solo soy un cardenal al servicio de la Iglesia y espero que el día que abandone este cascaron el Señor recompense mis humildes servicios. Esta es mi historia y como gracias a los renglones torcidos de Dios he llegado a ser su servidor mas leal.

domingo, 15 de julio de 2012

Capitulo 19 "Óbito"

Tras arrastrar mi inmundicia por varios pasillos por fin pareció que era el momento de llegar a nuestro destino. Nos paramos y oí un fuerte golpe en una madera. Apenas se demoraron, un seco chirriado anunciaba que una gran puerta nos invitaba a visitar su interior. El silencio era intenso pero se palpaba cierta tensión. Pensaba que seria una visita privada pero pude notar que mas personas estaban acompañandome. De una forma digamos poco educada me animaron a sentarme. Mi capucha no me ayudaba mucho a adivinar donde estaba mi sitio pero los amables guardianes fueron unos excelentes anfitriones tanto que dado mi estado no olvidaron ningún detalle, incluso unos grilletes que abrazaron mis muñecas para que no pudiese caerme y lastimarme.

Un chasquido de dedos indicaba que todo iba a empezar. Mi venda subió por los aires y la luz ahogo mis ojos mientras una voz firme nos servía de guia para centrar nuestra atención. Mientras los guardas hecha su función abandonaron el lugar dejandonos en buena compañía.


-Bienvenidos a la Sala del Juicio.

Al aclararse mi visión y mis ojos dosificaron la luz entendí a que se refería tan siniestro personaje. Un cardenal con ropaje gris y una mascara que cubría su rostro.

La imagen daba pábulo al verlo alimentando el terror mas profundo.

Era una enorme sala sin ventanas y llena de lamparas dando una sensacion tétrica y angustiosa. Decorada de una forma extraña ya que donde yo me encontraba había pintado llamaradas y un vivo fuego que parecía abrasarme hasta el alma, el Infierno. En la mitad una gran franja blanca partía en dos la estancia, era una especie de tierra de nadie llamado Purgatorio. Y al fondo los dueños y señores. La justicia, quienes deciden nuestro destino arropados por un extenso mural lleno de nubes y un cielo azul, estaban en el Paraíso. En su trono celestial el onmipotente Cardenal Gris acompañado a su diestra por un misterioso personaje envuelto en un sayo y con su cabeza oculta por una capucha y al otro, Garriga, mi cuenta pendiente.

Para mi sorpresa dos conocidos se hallaban en la misma situación. Don Pedante o mi odiado Luis Hernandez y mi querida Honor. Ambos encadenados a la pared con gruesos grilletes. Nuestras miradas de sorpresa se entrecruzaron dando paso a la incredulidad y al mas hondo sentimiento de derrota. El cardenal tenia todos los ases en su mano. Juez, jurado y verdugo.

Su eminencia nos sonría con cruel triunfalismo sabiendo que la escapatoria no era una opción. Mientras acariciaba a un feo y escuálido perro que ladraba sin cesar como si fuese el mismo Cancerbero y en cualquier momento fuera a echarse sobre nuestros cuellos desbrozandolos como si fueran ramas podridas.

-Tranquilo, Garrapata. Tranquilo.- dijo mientras tranquilizaba a la bestia.-Bien señores. Creo que todos nos conocemos sino no estarían en esta situación pero por si acaso. A mi lado tengo a este curioso caballero embozado que es un espía a mi servicio y que justificara argumentos para que sepan el motivo de su juicio.

-Esto es una farsa.-grito Honor, mirando con rabia al cardenal.

El cardenal se levanto soltó a Garrapata que vino como una exhalacion a ladrarme mientras con débiles patadas intentaba quitarmelo de encima. Ya que no queria que mi tibia fuera su almuerzo.
-Arggghhh!!!.

Alze la vista y vi un guante goteando sangre lentamente mientras el rostro girado de Honor mostraba la agresión sufrida de una manera profusa y contundente.

-Espero que no haya mas interrupciones. O el castigo por desacato sera mayor. Vamos, Garrapata.
Por desgracia nunca se me dio bien cumplir las ordenes de la autoridad.

-¡Eh, tu! Si a ti te digo, Carnaval.

El ofendido se giro y su vista fulmino mi mirada. Lentamente se acerco a mi mientras intentaba quitarme las cadenas. Algo impensable pero que quedaba muy dramático.

Su mascara quedo a pocos milímetros de mi rostro. Sentía su respiracion agitada y nerviosa como la de un toro a punto de embestir. Entonces rasgo mi ropa dejando al descubierto mi herida.Se quito el guante ensangrentado y quedo al descubierto una mano quemada.

Sin hablar metió su dedo en la lesión y lo giro en ambos sentidos. De mi boca salieron gritos y chillidos. Después de esta demostración nos miro a todos de forma dura y indiferente y regreso mientras que el animal que le acompañaba dejo de soñar con mi pierna y como un perro volvió siguiendo a su amo que volvía al paraíso para seguir el proceso.

-Y como les decía a mi izquierda el señor Garriga el cual creo que ya conocen.

Garriga me dedico una amplia sonrisa y un cortes reverencia.

-Y ahora sin mas preámbulos que comienze el juicio.

Mi visión empezó a ponerse borrosa, la respiracion me fallaba y la sensacion de ahogo era mas palpable. Mi garganta y mi boca se llenaban de bilis. ¿Que me pasaba? ¿Que sucedía? Que importaba. Me sentía mas ligero, como si mi cuerpo fuese un lastre al que dejar varado. Oía la voz de Honor. Dicen que los que van a morir tienen un ultimo momento de lucidez aunque el mio ha sido demasiado corto.

-¡Se esta muriendo!. ¡Ayudarle, por favor!.

Solo oía voces atropelladas y nerviosas. Otra vez esas malditas pisadas. Mientras los espasmos aumentaban y no era dueño de mi cuerpo.

-Guardias, guardias...

El portón se abría quizás era el camino hacia el Creador o al mas profundo olvido.

No sentía nada.

Garriga miro de forma grave al cardenal mientras sujetaba un muñeco surtidor de babas blanquecinas.

-Esta muerto.

Continuara...

lunes, 2 de julio de 2012

Capitulo 18 "Un mal despertar"

Oscuridad... oscuridad en toda su plenitud me devoraba, me tragaba, me engullía. buscaba un lugar, un punto, un sitio que me sirviese de referencia pero era un mundo en negro y negro. Sin saber hacia donde iba o venia. La eterna nada teñida de colorida angustia.

Voces???

-Cre... q..e vi..ria

Unos pasos parecían alejarse hacia ninguna parte. Intente alzarme con lo que quedaba de mi, una materia incorporea pero fui incapaz de hallar al paseante.

¿Donde estáis?

¿En mi mente?

¿En algún lugar?

¿Acaso es esto la muerte? ¿Vagar entre las sombras?

-No ..ar..e gr..e

Otra vez las voces.

Serán otros como yo perdidos en esta noche eterna. Intente gritar pero la muda voz era todo lo que emitía. Quizás ya no tenga cuerpo.

¿Luz?. Un resquicio de luz. Una pequeña esperanza. Acaso he vuelto nacer en algún remoto lugar del infierno. Mientras parecía despertar sin saber donde un ser, un humano maltrecho me miraba de forma inquisitiva como esperando una señal. Con grandes dolores gire mi cabeza y entre las sombras vi artefactos que solo un demonio podía tener. Esto debía ser el castigo que me esperaba por mis acciones terrenales. Como un nuevo Prometeo me imaginaba una tortura hasta el fin de los tiempos y mi cuerpo sanando de nuevo para ser torturado una y otra vez. Allá por donde mirase solo veía cuchillos, navajas, serretas, escalpelos. Asustado gire mi vista hacia otro lado. Martillos, agujas de coser con hilo de tripa, trapos sucios, una palangana...

Volví a cerrar los ojos pensando que mi éter podría viajar a otro lugar. Pero no fue así. La nocion del tiempo carecia de sentido para mi

Su gastada voz me llegaba clara y nitida.

-Ese Garriga te ha dejado un buen sello. Pero tranquilo saldrás de esta.

Garriga debió morir también y hemos caído en el mismo averno.

A duras penas intente incorporarme y vi un cuerpo sangriento de rotos ropajes. Era el mio. Sobre mi pecho un paño carmesí daba fe de la titánica lucha por mi vida.

-Sabia muy bien donde clavar su acero. Ha sido una herida limpia. Un poco mas abajo y...

No dijo nada mas pero el gruñido que dio daba a entender que mi rival sabia perfectamente lo que quería. Cogerme vivo.

El patizambo se giro por un instante y me ofreció una taza de agua. El ansia por el liquido hacia que casi me asfixiara.

-Tranquilo, tranquilo. No hay prisa. Vas a tener tiempo para recuperarte.

Otra vez los pasos pero esta vez mas apresurados. Alguien tenia mucha prisa. Eran dos soldados con gestos de premura y cariacontecidos.

-Quita verdugo. Venimos a llevárnoslo.

-Pero esta muy débil. No aguantara..

-Acaso quieres contradecir al cardenal.

-No, no.- tras esa voz un hombre asustado intentaba no contradecir a su terrible amo.

Me levantaron como si fuera una pluma y entre los dos me llevaron medio arrastrándome. Sentía como mis flácidas piernas se arrastraban inútiles por el suelo. Inermes como el resto. Estaba claro que no les importaba mi estado. Solo lo que pudiese contar que no era mucho.

-Vamos, rufián. Tienes una audiencia con el Cardenal Gris. Y no queremos que llegues tarde a la cita. Tus amigos ya están allí deseando soltar la lengua. ¡¡¡Jajajaja!!!

A la par que decian esto un capuchon negro me devolvia la ceguera. Por lo visto querian una entrada de lo mas dramatica y seguro que iban a tener lo que buscaban aunque fuera mi ultimo acto.

Continuara...

domingo, 17 de junio de 2012

Capitulo 17 "Una piedra en el camino"

En aquel espacio cerrado la espada no me serviría de mucho. Era una temeridad pero me daba mas rapidez de movimientos. Guarde mi espada ante la cara de sorpresa de mi rival que de pronto cambio en un rostro de sonriente perversidad. De nuevo vi esa falsa seguridad. Mientras con mis manos le animaba a que viniese a por mi.

-Tienes la misma actitud que te facilito que una piedra embelleciese tu rostro.

Algo que se aprende en esta situaciones es que desconcertar al rival ayuda a despistarlo y pillarlo con la guardia bajada. Recordé una canción y empeze a cantar.

¡Ay! linda amiga

Como un toro en celo vino a mi encuentro. Intento ensartarme. Momento que aproveche para apartarme y cuando paso a mi lado lo cogí por la muñeca tirándolo hacia delante y golpeándole en la nuca.

¡Que no vuelvo a verte!

Gracias a este movimiento su cuerpo acabo estrellado contra la pared quedando su espada tronchada en la pared.

¡Cuerpo garrido
que me llevas la muerte!


Se giro y me miro mientras se limpiaba su sangrante nariz.

No hay amor sin pena,
pena sin dolor.

-No sabéis bailar, Garriga. Habéis perdido el paso.

Ni dolor tan agudo,
como el del amor.

Iba a levantarse cuando mi puño lo impulso por la ventana.

Ni dolor tan agudo,
como el del amor.

Cantaba mientras me acercaba a la ventana.

Levanté me madre,
al salir el sol.

Apenas asome el rostro para ver donde estaba el indeseable cuando una mano con una navaja intento cortarme la cara. Justo me vino para esquivarlo agarrarlo por la espalda y de un violento impulso meterlo en la habitación. Aprovechando que estaba tumbado boca abajo me eche sobre el indomable pero no sirvió de nada. Con una fuerza inusitada se levanto y reculo hasta aplastarme violentamente contra la pared.

-Ya no cantas, castrato.

A duras penas le tararee en su oreja ensangrentada.

Voy por los campos verdes
a buscar mi amor.

Mientras le golpeaba violentamente en su cintura con severos golpes que hicieron que aflojara la presión y cayera hacia delante. Intente echarme sobre su cuerpo para rematar la faena pero como un gato salvaje se giro y su arma volvió a pasearse delante de mi como mostrando sus atributos para ganar la pelea. Me aparte y una violenta patada me hizo volar hacia el otro lado de la estancia. El pedregoso rival vino a mi encuentro. Le cogí del brazo y se lo retorcí hasta que un cabezazo en mi nariz hizo que se escapase de mi abrazo. Otra vez a la carga y con su acero que iba cambiando de mano en mano, su boca seguía hablando. Vi por un momento el estado de la estancia estaba claro que por donde pasaba este hombre florecía la destrucción como un jardín en primavera.
-¿Crees que te dará tiempo a terminar la cancioncilla?.-dijo con una sonrisa siniestra.

No hay amor sin pena,
pena sin dolor.

Volaba ya ese insecto plateado hacia mi cuando pare su mano y el cuchillo salio volando. Perdida la posición otro ataque en forma de puño intentando superar mi defensa. Le regale una patada en la espinilla y se aturullo de tal forma que su cuerpo se negó a seguir en pie. Su sorpresa no seria tan mayor como la mía al verme sin saber como encima de insoportable sacudiéndole una tunda de puñetazos. La rabia rezumaba en mi como un puchero en la lumbre.

Ni dolor tan agudo,
como el del amor.

Entonces sin saber de donde vino una quemazón atravesó mi pecho. Un dolor inmenso y en mi rostro el de aquel que sabe que la muerte ha entrado en tu casa sin ser invitada. Mire con un gesto de incomprensión a Garriga que exhibía una sonrisa triunfal y agotada tras una mascara roja que bajaba en cascada por su cara. Me arrastre hasta un rincon de la estancia y me acurruque en un rincon. Sentí como la tapa metálica que guardaba mi vida era descerrajada violentamente agrandanda el hueco por el que no solo mi aliento se escapa sino también manaba abundante carmín liquido.

Mis oídos apenas lograban oír quizás un hasta luego o hasta siempre. Me pareció que una sombra desaparecía del lugar. Mis ojos se cerraban a la vez que mi cabeza se caía. Era extraño que con la ventana rota no entrase el aire en este sitio. Me pregunte donde estaban las luces. La noche mas oscura que recordaba había llegado...

Ni dolor tan agudo,
como el del amor.


Continuara...


*Bonjour de Marseille! Es una canción del siglo XVI que viene
supuestamente de Santander, España

miércoles, 13 de junio de 2012

Capitulo 16 "Posada traicionera"

A pesar de mi misero devenir hay algo que la providencia no me ha negado. Se manejarme muy bien en las distancias cortas y no me refiero a los lances, bueno si pero de aquellos que no dejan dolor en las costillas y sangre en tu boca pero si exprimidos los riñones. Las mujeres, benditas malditas. Gracias a mis manejos varias mozas de posada me regalan su jergón para endulzar sus mezquinas vidas de sudor, insultos y abusos. Les doy un amor que aun sabiendo que no es verdadero paladean con fruición. Tras el desagradable rescate por parte de mi odiado compañero intente limpiar mi mente de tan triste experiencia pensando en los placenteros momentos que me esperaban. A veces la vida tiene efimeros momentos de dulce miel. Entre en el cochambroso lugar lleno de vidas perdidas en el mar de la existencia. Desilusionados muñecos sin alma rascando un segundo de falso triunfo e imposibles de rescatar de su destino. Ya fuese magreando a la resignada posadera o intentando salir de este agujero con truculentos negocios de dudosa valía. Ines que así se llamaba una de mis incondicionales se giro y me regalo una sonrisa tierna y picara.

Aquel gesto aparentemente insignificante era como una joya en un basurero, hermoso y fuera de lugar en aquel sitio. Suavemente me susurro al oído el lugar de nuestro escarceo. Después me aleje para llegar a la habitación donde se consumaria nuestra cita. No si antes de advertirme que quizás tardase un poco ya que el trabajo aquella noche era bastante. No me importo tan solo quería descansar hasta que fuese el momento del misteriosos encuentro. Subí y me eche en el cómodo jergón. Apenas pasaron unos minutos o me lo pareció a mi cuando oí un suave chirriar me incorpore para ver a mi posadera llegar pero para mi sorpresa un silbido y un brisa de aire rozo mi cara. Un puñal traicionero había estado a punto de abrirme la sesera. Me tire al suelo y gire sobre mi mismo para no ser un blanco fácil y de un brinco me puse en pie y en guardia con la mano en mi espada. No era este el recibimiento que esperaba.

Un hombre se acercaba a mi con la cara destrozada y con su acero en la mano.

Mas cerca pude ver quien era.

-¡Cara de piedra!.-musite sorprendido.

No pensé que mi primer ataque seria verbal. Ahí estaba el tipo al cual apedree en la cara hacia poco. El mismo que ataco al desconocido con los otros rufianes y que gracias a mi salio ileso.

-Para ti escoria, soy Garriga. Tan embelesado estabas que he podido seguir tu rastro desde la posada de ese pécora amiga tuya.

Maldita sea parecía un aprendiz debía haberme dado cuenta y vigilar mi espalda.

-El cardenal gris se alegrara de tu fin.

-¿El cardenal gris? No tengo nada que ver con el cardenal.-dije en voz alta.

-Has estado encubriendo a un espía...-de pronto se puso lívido al ver como su boca traicionaba su secreto.-Ahora tendré que matarte.-dijo mientras sacaba su acero para ensartarme.

Supongo que la intención de darme la puntilla era la misma aunque no hubiese abierto la boca. Por suerte este inepto me daba información con la que alumbrar en la reunión de esta noche. Quizás esto me diese mas pistas sobre el tipo que había salvado y los intereses oscuros hacia mi persona por varios jerifaltes. Pero tenia una cuenta pendiente con Garriga Caradepiedra y era el momento de que hablasen los aceros. Era hora de vengar a Dumas y descubrir lo que planeaba el cardenal. Pero todo dependia acabar con este fantoche desfigurado.

Continuara...

Capitulo 15 "Desagradable salvación"

Vi aquel súcubo emergiendo del mismo orco apoyando sus manos para impulsarse hacia fuera mientras arrastraba su pesada carga para salir de su atoramiento.


-¿Que hacer? ¿que hacer?- ese era mi pensamiento mientras el reloj vital desgranaba el tiempo. Me acerque hacia la ventana tome impulso clave mi espada, ore todo lo que no sabia y con la energía que me daba la supervivencia quede en el aire amarrado a mi mástil metálico mientras dejaba caer con una fuerte inercia mis piernas sobre la cara de mi inmenso enemigo. Golpeaba su cara, su cabeza y todo lo que asomaba una y otra vez, hasta que mis hinchados pies doloridos por la extrema acción se negaron a seguir. Por un momento la sensacion de victoria quedo prendida en el aire al ver que aquello dejaba de moverse. Pero ladina y necia es la ventura. Una mano de cinco muertes me agarro del tobillo y atrayéndome hacia su cubil iba arrastrándome. Creo que grite mas que una parturienta y llore mas que un recién nacido. Pero no note algodones ni caricias en esto. Arranque mi espada de su sitio y lance golpes y mas golpes contra aquel castillo semi humano.

¡Clong! ¡Clong! ¡Clong!

Pero nada solo un repetido golpeteo metálico avisaba de que allí existía una encarnizada lucha por la vida. Quedaba claro quien era la presa y quien el depredador.

Un olor nauseabundo empezó acariciar mis delicados sentidos. Pensé que en los últimos momentos que me quedaban mi cuerpo manifestaba su estado. Como en muchas batallas, valientes y cobardes en su óbito las calzas se teñían de deposiciones y heces. Pero no era asi, el maldito bocanegra abrió sus fauces como un dragón herido y expelía aquel hedor.

-¡Cogeme la mano!

Bueno, no esta mal. Al menos no moriré solo. Siempre es agradable tener una bella mujer como compañera de penitencia.-pense al oir la voz de Honor.

-Toma, al menos moriremos juntos.-le decía mientras ponía mi cara mas dulce y agradable como un mozuelo ante su desvirgamiento.

-¡Estúpido baladrón y badajuelo! Dame tu... !!!!Ahhhh....

Ante aquel veneno dialéctico le di la mano en el ultimo momento. Un segundo mas y tendría una compañía mas contundente.

Un enorme tirón me arranco de los brazos de mi antagonista que veía como se empequeñecía y se alejaba de mi vista a la vez que un enorme estruendo acaecía.

Honor agarrada a la reja con una mano y con la otra se llevo mi despojo.

Desperté de mi ensimismado estado cuando oí una voz pomposa, engolada, hueca y pedante y me imagine quien seria su emisor. Tan fino, distinguido y refinado como una menina.

-¡Cielo santo, Honorine! Ha estado tan cerca que no sabría como vivir si te hubiese sucedido algo. Debió reparar en mi por el desagrado tono de su voz al emitir las siguientes palabras.

-Veo que llevas a tus mascota de paseo.

Un molesto gruñido interrumpió nuestro duelo bocal. Aquel bruto apenas cabía por el hueco de la ventana pero solo era cuestión de tiempo que saliese. Saco su espada y la emprendió contra la pared que poco a poco iba cediendo ante las inusitadas emprendidas de su dueño.

-Perdone que haya olvidado su nombre, caballero.-me dijo con su hueca voz.-Pero creo que dadas las circunstancias tres en un caballo serian demasiados para huir. Si no le importa la dama y yo adelantamos camino. Y vos solo, seguro que ira mas ligero sin carga y con la rapidez que le dan sus dos pies.

Esta noche tengo una cita con vos en el puerto. A las 12 en la posada de San Martín.

Mientras se alejaba pero no de mi vida me acordaba de su nombre. Como no olvidar a Luis Fernández de Herrera, una espina en mi vida que con el tiempo creo que se había vuelto estaca.

Otro gruñido desprendió mi odio. Me gire y grite:

-¿Que quieres detestable animal? Sal y lucha y si no me marcho. Todos me tenéis harto.

Mientras ponía los pies en polvorosa me mire la mano y me pareció ver que la linea de la vida era mas corta. Garriga, Cancerbero y quien diablos mas estaban centrados en mi persona. Y una sensacion de hollín y polvo reseco mi garganta.

Era el presagio de que esto solo era el principio de la partida. Esta noche tenia una reunión con don Luis que pese a no tenerle en ninguna estima sabia moverse en el estanque donde nadaban la realeza, nobles, políticos y aduladores que vivían al albur de quienes lisonjeaban. Por desgracia yo no era ese tipo de pez. Mi mundo eran las charcas y las ciénagas, lugares donde todos nos conocemos y nos vemos venir. Donde nadie tenia una lengua de acero tejida con adulaciones y halagos que acaban dentro de tus entrañas en forma de faca.

Decidí retirarme a descansar esperando que llegase el anochecer y deseando que lo que iba acontecer no minase mi subsistencia. El día se tornaba oscuro como mi futuro.

Continuara...

viernes, 8 de junio de 2012

Capitulo 14 "Atrapados"

Aun no había perdido en mi oído el eco de tan cariñosa mención hacia mi persona, cuando un trueno con forma de espada y lluvia de astillas empezó a desbrozar la puerta.

Ensimismado miraba a mi alrededor buscando una salida en esa ratonera.

Mientras intentaba poner en orden mis pensamientos y aclarar lo sucedido hace unos segundos.

-Rápido a la cocina.-esa voz me descubrió que teníamos una oportunidad.

Como un gato mojado salte por encima de la barra de madera a la vez que el filo en mi espalda rozaba por muy poco y el frió aire de la muerte anunciaba que me tenia en su lista. Tan fuerte era el afán de nuestra nemesis que el instrumento de su venganza quedo atrapado en el madero complice de tragos y confidencias. Mientras veía como aquel titan del infierno luchaba contra los elementos. Entramos en la cocina y atrancamos la puerta de la forma mas rudimentaria. El tiempo de nuestra existencia se agotaba.


La realidad volvía a mi.

-El Berligou...-decía la posadera.

Mientras, la miraba como si fuera una aparición que hablase en un idioma arcano. Una enorme bofetada en mi rostro me volvió al presente.

-Al fondo tenemos un barril de Berligou.

-¿Berligou? Una botella de ese vino vale mas que este antro.¿ Quien seria tan loco para venir a tomar ese delicado caldo digno de reyes y nobles?

Unos ojos encendidos me miraban y cerré los ojos esperando que llegase a mi cara otra ración de mano. Dude si era mejor estar con ella o con el guerrero ya que ambos parecían desear mi muerte. Pero nada sucedió.

-Es falso. Es una salida que prepare para casos como estos. Nadie pide eso aquí.

-Pues demonos prisa. Ese de afuera no creo que espere mucho mas.

Como si nos fuese la vida en ello nos dirigimos hacia nuestra salvación. Al fondo de la bodega y olvidado entre varios toneles de dudosa reputación y culpables de achispadas chanzas y zarandas descansaba nuestra salida.

Honorine se llama perdonen si hasta ahora no he recordado su nombre pero tantas emociones me resultan fatales para mi memoria. Aunque todos la conocen como Honor.

Honor deslizo la tapa del tonel y nos introducimos en el. Aquello me pareció como un segundo nacimiento o primera muerte. Un túnel oscuro con una luz al fondo. Mientras cerraba la tapa un gran estruendo anuncio que nuestro perseguidor había entrado. Era cuestión de segundos que descubriese nuestra treta. Como pequeños roedores íbamos avanzando freneticamente hacia la salida.

-Hacia la luz. Ves hacia la luz...

Apenas llevamos la mitad del recorrido cuando la tapa del barril fue tronchada como un pato a la hoguera.

-Corre, corre...

La bestia dificilmente entraba por el agujero pero con gran esfuerzo se introdujo.

El chirriar de su cuerpo rozando con las paredes del túnel nos destrozaba los oídos.

Agotados llegamos a una pequeña estancia con un ventana enrejada.

Honor se echo la mano al cuello y empezó a desabrocharse. Aunque sorprendido por su acción empecé a solazarme con la posibilidad de que su libido se hubiese encendido con la tensión del momento. Por desgracia me miro con los ojos bien abiertos y con cara de sorpresa. Pensé que estaba leyendo mis pensamientos y que otra vez mi cara seria de nuevo asaltada por sus manos.

-¿La llave...?.-dijo sorprendida y asustada

-La llave. ¿Que llave?

-La llave que tenia en mi cuello. Abría la reja. Era nuestra única escapatoria. Debió caerse en algún momento de la huida.

Por instinto mire al túnel y vi ya quedaba poco para que Cancerbero saliese a nuestro encuentro. Si la llave estaba en el túnel ya era tarde. Estábamos atrapados.

De pronto el chirrido ceso.

Continuara...