lunes, 2 de julio de 2012

Capitulo 18 "Un mal despertar"

Oscuridad... oscuridad en toda su plenitud me devoraba, me tragaba, me engullía. buscaba un lugar, un punto, un sitio que me sirviese de referencia pero era un mundo en negro y negro. Sin saber hacia donde iba o venia. La eterna nada teñida de colorida angustia.

Voces???

-Cre... q..e vi..ria

Unos pasos parecían alejarse hacia ninguna parte. Intente alzarme con lo que quedaba de mi, una materia incorporea pero fui incapaz de hallar al paseante.

¿Donde estáis?

¿En mi mente?

¿En algún lugar?

¿Acaso es esto la muerte? ¿Vagar entre las sombras?

-No ..ar..e gr..e

Otra vez las voces.

Serán otros como yo perdidos en esta noche eterna. Intente gritar pero la muda voz era todo lo que emitía. Quizás ya no tenga cuerpo.

¿Luz?. Un resquicio de luz. Una pequeña esperanza. Acaso he vuelto nacer en algún remoto lugar del infierno. Mientras parecía despertar sin saber donde un ser, un humano maltrecho me miraba de forma inquisitiva como esperando una señal. Con grandes dolores gire mi cabeza y entre las sombras vi artefactos que solo un demonio podía tener. Esto debía ser el castigo que me esperaba por mis acciones terrenales. Como un nuevo Prometeo me imaginaba una tortura hasta el fin de los tiempos y mi cuerpo sanando de nuevo para ser torturado una y otra vez. Allá por donde mirase solo veía cuchillos, navajas, serretas, escalpelos. Asustado gire mi vista hacia otro lado. Martillos, agujas de coser con hilo de tripa, trapos sucios, una palangana...

Volví a cerrar los ojos pensando que mi éter podría viajar a otro lugar. Pero no fue así. La nocion del tiempo carecia de sentido para mi

Su gastada voz me llegaba clara y nitida.

-Ese Garriga te ha dejado un buen sello. Pero tranquilo saldrás de esta.

Garriga debió morir también y hemos caído en el mismo averno.

A duras penas intente incorporarme y vi un cuerpo sangriento de rotos ropajes. Era el mio. Sobre mi pecho un paño carmesí daba fe de la titánica lucha por mi vida.

-Sabia muy bien donde clavar su acero. Ha sido una herida limpia. Un poco mas abajo y...

No dijo nada mas pero el gruñido que dio daba a entender que mi rival sabia perfectamente lo que quería. Cogerme vivo.

El patizambo se giro por un instante y me ofreció una taza de agua. El ansia por el liquido hacia que casi me asfixiara.

-Tranquilo, tranquilo. No hay prisa. Vas a tener tiempo para recuperarte.

Otra vez los pasos pero esta vez mas apresurados. Alguien tenia mucha prisa. Eran dos soldados con gestos de premura y cariacontecidos.

-Quita verdugo. Venimos a llevárnoslo.

-Pero esta muy débil. No aguantara..

-Acaso quieres contradecir al cardenal.

-No, no.- tras esa voz un hombre asustado intentaba no contradecir a su terrible amo.

Me levantaron como si fuera una pluma y entre los dos me llevaron medio arrastrándome. Sentía como mis flácidas piernas se arrastraban inútiles por el suelo. Inermes como el resto. Estaba claro que no les importaba mi estado. Solo lo que pudiese contar que no era mucho.

-Vamos, rufián. Tienes una audiencia con el Cardenal Gris. Y no queremos que llegues tarde a la cita. Tus amigos ya están allí deseando soltar la lengua. ¡¡¡Jajajaja!!!

A la par que decian esto un capuchon negro me devolvia la ceguera. Por lo visto querian una entrada de lo mas dramatica y seguro que iban a tener lo que buscaban aunque fuera mi ultimo acto.

Continuara...

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