domingo, 17 de junio de 2012

Capitulo 17 "Una piedra en el camino"

En aquel espacio cerrado la espada no me serviría de mucho. Era una temeridad pero me daba mas rapidez de movimientos. Guarde mi espada ante la cara de sorpresa de mi rival que de pronto cambio en un rostro de sonriente perversidad. De nuevo vi esa falsa seguridad. Mientras con mis manos le animaba a que viniese a por mi.

-Tienes la misma actitud que te facilito que una piedra embelleciese tu rostro.

Algo que se aprende en esta situaciones es que desconcertar al rival ayuda a despistarlo y pillarlo con la guardia bajada. Recordé una canción y empeze a cantar.

¡Ay! linda amiga

Como un toro en celo vino a mi encuentro. Intento ensartarme. Momento que aproveche para apartarme y cuando paso a mi lado lo cogí por la muñeca tirándolo hacia delante y golpeándole en la nuca.

¡Que no vuelvo a verte!

Gracias a este movimiento su cuerpo acabo estrellado contra la pared quedando su espada tronchada en la pared.

¡Cuerpo garrido
que me llevas la muerte!


Se giro y me miro mientras se limpiaba su sangrante nariz.

No hay amor sin pena,
pena sin dolor.

-No sabéis bailar, Garriga. Habéis perdido el paso.

Ni dolor tan agudo,
como el del amor.

Iba a levantarse cuando mi puño lo impulso por la ventana.

Ni dolor tan agudo,
como el del amor.

Cantaba mientras me acercaba a la ventana.

Levanté me madre,
al salir el sol.

Apenas asome el rostro para ver donde estaba el indeseable cuando una mano con una navaja intento cortarme la cara. Justo me vino para esquivarlo agarrarlo por la espalda y de un violento impulso meterlo en la habitación. Aprovechando que estaba tumbado boca abajo me eche sobre el indomable pero no sirvió de nada. Con una fuerza inusitada se levanto y reculo hasta aplastarme violentamente contra la pared.

-Ya no cantas, castrato.

A duras penas le tararee en su oreja ensangrentada.

Voy por los campos verdes
a buscar mi amor.

Mientras le golpeaba violentamente en su cintura con severos golpes que hicieron que aflojara la presión y cayera hacia delante. Intente echarme sobre su cuerpo para rematar la faena pero como un gato salvaje se giro y su arma volvió a pasearse delante de mi como mostrando sus atributos para ganar la pelea. Me aparte y una violenta patada me hizo volar hacia el otro lado de la estancia. El pedregoso rival vino a mi encuentro. Le cogí del brazo y se lo retorcí hasta que un cabezazo en mi nariz hizo que se escapase de mi abrazo. Otra vez a la carga y con su acero que iba cambiando de mano en mano, su boca seguía hablando. Vi por un momento el estado de la estancia estaba claro que por donde pasaba este hombre florecía la destrucción como un jardín en primavera.
-¿Crees que te dará tiempo a terminar la cancioncilla?.-dijo con una sonrisa siniestra.

No hay amor sin pena,
pena sin dolor.

Volaba ya ese insecto plateado hacia mi cuando pare su mano y el cuchillo salio volando. Perdida la posición otro ataque en forma de puño intentando superar mi defensa. Le regale una patada en la espinilla y se aturullo de tal forma que su cuerpo se negó a seguir en pie. Su sorpresa no seria tan mayor como la mía al verme sin saber como encima de insoportable sacudiéndole una tunda de puñetazos. La rabia rezumaba en mi como un puchero en la lumbre.

Ni dolor tan agudo,
como el del amor.

Entonces sin saber de donde vino una quemazón atravesó mi pecho. Un dolor inmenso y en mi rostro el de aquel que sabe que la muerte ha entrado en tu casa sin ser invitada. Mire con un gesto de incomprensión a Garriga que exhibía una sonrisa triunfal y agotada tras una mascara roja que bajaba en cascada por su cara. Me arrastre hasta un rincon de la estancia y me acurruque en un rincon. Sentí como la tapa metálica que guardaba mi vida era descerrajada violentamente agrandanda el hueco por el que no solo mi aliento se escapa sino también manaba abundante carmín liquido.

Mis oídos apenas lograban oír quizás un hasta luego o hasta siempre. Me pareció que una sombra desaparecía del lugar. Mis ojos se cerraban a la vez que mi cabeza se caía. Era extraño que con la ventana rota no entrase el aire en este sitio. Me pregunte donde estaban las luces. La noche mas oscura que recordaba había llegado...

Ni dolor tan agudo,
como el del amor.


Continuara...


*Bonjour de Marseille! Es una canción del siglo XVI que viene
supuestamente de Santander, España

miércoles, 13 de junio de 2012

Capitulo 16 "Posada traicionera"

A pesar de mi misero devenir hay algo que la providencia no me ha negado. Se manejarme muy bien en las distancias cortas y no me refiero a los lances, bueno si pero de aquellos que no dejan dolor en las costillas y sangre en tu boca pero si exprimidos los riñones. Las mujeres, benditas malditas. Gracias a mis manejos varias mozas de posada me regalan su jergón para endulzar sus mezquinas vidas de sudor, insultos y abusos. Les doy un amor que aun sabiendo que no es verdadero paladean con fruición. Tras el desagradable rescate por parte de mi odiado compañero intente limpiar mi mente de tan triste experiencia pensando en los placenteros momentos que me esperaban. A veces la vida tiene efimeros momentos de dulce miel. Entre en el cochambroso lugar lleno de vidas perdidas en el mar de la existencia. Desilusionados muñecos sin alma rascando un segundo de falso triunfo e imposibles de rescatar de su destino. Ya fuese magreando a la resignada posadera o intentando salir de este agujero con truculentos negocios de dudosa valía. Ines que así se llamaba una de mis incondicionales se giro y me regalo una sonrisa tierna y picara.

Aquel gesto aparentemente insignificante era como una joya en un basurero, hermoso y fuera de lugar en aquel sitio. Suavemente me susurro al oído el lugar de nuestro escarceo. Después me aleje para llegar a la habitación donde se consumaria nuestra cita. No si antes de advertirme que quizás tardase un poco ya que el trabajo aquella noche era bastante. No me importo tan solo quería descansar hasta que fuese el momento del misteriosos encuentro. Subí y me eche en el cómodo jergón. Apenas pasaron unos minutos o me lo pareció a mi cuando oí un suave chirriar me incorpore para ver a mi posadera llegar pero para mi sorpresa un silbido y un brisa de aire rozo mi cara. Un puñal traicionero había estado a punto de abrirme la sesera. Me tire al suelo y gire sobre mi mismo para no ser un blanco fácil y de un brinco me puse en pie y en guardia con la mano en mi espada. No era este el recibimiento que esperaba.

Un hombre se acercaba a mi con la cara destrozada y con su acero en la mano.

Mas cerca pude ver quien era.

-¡Cara de piedra!.-musite sorprendido.

No pensé que mi primer ataque seria verbal. Ahí estaba el tipo al cual apedree en la cara hacia poco. El mismo que ataco al desconocido con los otros rufianes y que gracias a mi salio ileso.

-Para ti escoria, soy Garriga. Tan embelesado estabas que he podido seguir tu rastro desde la posada de ese pécora amiga tuya.

Maldita sea parecía un aprendiz debía haberme dado cuenta y vigilar mi espalda.

-El cardenal gris se alegrara de tu fin.

-¿El cardenal gris? No tengo nada que ver con el cardenal.-dije en voz alta.

-Has estado encubriendo a un espía...-de pronto se puso lívido al ver como su boca traicionaba su secreto.-Ahora tendré que matarte.-dijo mientras sacaba su acero para ensartarme.

Supongo que la intención de darme la puntilla era la misma aunque no hubiese abierto la boca. Por suerte este inepto me daba información con la que alumbrar en la reunión de esta noche. Quizás esto me diese mas pistas sobre el tipo que había salvado y los intereses oscuros hacia mi persona por varios jerifaltes. Pero tenia una cuenta pendiente con Garriga Caradepiedra y era el momento de que hablasen los aceros. Era hora de vengar a Dumas y descubrir lo que planeaba el cardenal. Pero todo dependia acabar con este fantoche desfigurado.

Continuara...

Capitulo 15 "Desagradable salvación"

Vi aquel súcubo emergiendo del mismo orco apoyando sus manos para impulsarse hacia fuera mientras arrastraba su pesada carga para salir de su atoramiento.


-¿Que hacer? ¿que hacer?- ese era mi pensamiento mientras el reloj vital desgranaba el tiempo. Me acerque hacia la ventana tome impulso clave mi espada, ore todo lo que no sabia y con la energía que me daba la supervivencia quede en el aire amarrado a mi mástil metálico mientras dejaba caer con una fuerte inercia mis piernas sobre la cara de mi inmenso enemigo. Golpeaba su cara, su cabeza y todo lo que asomaba una y otra vez, hasta que mis hinchados pies doloridos por la extrema acción se negaron a seguir. Por un momento la sensacion de victoria quedo prendida en el aire al ver que aquello dejaba de moverse. Pero ladina y necia es la ventura. Una mano de cinco muertes me agarro del tobillo y atrayéndome hacia su cubil iba arrastrándome. Creo que grite mas que una parturienta y llore mas que un recién nacido. Pero no note algodones ni caricias en esto. Arranque mi espada de su sitio y lance golpes y mas golpes contra aquel castillo semi humano.

¡Clong! ¡Clong! ¡Clong!

Pero nada solo un repetido golpeteo metálico avisaba de que allí existía una encarnizada lucha por la vida. Quedaba claro quien era la presa y quien el depredador.

Un olor nauseabundo empezó acariciar mis delicados sentidos. Pensé que en los últimos momentos que me quedaban mi cuerpo manifestaba su estado. Como en muchas batallas, valientes y cobardes en su óbito las calzas se teñían de deposiciones y heces. Pero no era asi, el maldito bocanegra abrió sus fauces como un dragón herido y expelía aquel hedor.

-¡Cogeme la mano!

Bueno, no esta mal. Al menos no moriré solo. Siempre es agradable tener una bella mujer como compañera de penitencia.-pense al oir la voz de Honor.

-Toma, al menos moriremos juntos.-le decía mientras ponía mi cara mas dulce y agradable como un mozuelo ante su desvirgamiento.

-¡Estúpido baladrón y badajuelo! Dame tu... !!!!Ahhhh....

Ante aquel veneno dialéctico le di la mano en el ultimo momento. Un segundo mas y tendría una compañía mas contundente.

Un enorme tirón me arranco de los brazos de mi antagonista que veía como se empequeñecía y se alejaba de mi vista a la vez que un enorme estruendo acaecía.

Honor agarrada a la reja con una mano y con la otra se llevo mi despojo.

Desperté de mi ensimismado estado cuando oí una voz pomposa, engolada, hueca y pedante y me imagine quien seria su emisor. Tan fino, distinguido y refinado como una menina.

-¡Cielo santo, Honorine! Ha estado tan cerca que no sabría como vivir si te hubiese sucedido algo. Debió reparar en mi por el desagrado tono de su voz al emitir las siguientes palabras.

-Veo que llevas a tus mascota de paseo.

Un molesto gruñido interrumpió nuestro duelo bocal. Aquel bruto apenas cabía por el hueco de la ventana pero solo era cuestión de tiempo que saliese. Saco su espada y la emprendió contra la pared que poco a poco iba cediendo ante las inusitadas emprendidas de su dueño.

-Perdone que haya olvidado su nombre, caballero.-me dijo con su hueca voz.-Pero creo que dadas las circunstancias tres en un caballo serian demasiados para huir. Si no le importa la dama y yo adelantamos camino. Y vos solo, seguro que ira mas ligero sin carga y con la rapidez que le dan sus dos pies.

Esta noche tengo una cita con vos en el puerto. A las 12 en la posada de San Martín.

Mientras se alejaba pero no de mi vida me acordaba de su nombre. Como no olvidar a Luis Fernández de Herrera, una espina en mi vida que con el tiempo creo que se había vuelto estaca.

Otro gruñido desprendió mi odio. Me gire y grite:

-¿Que quieres detestable animal? Sal y lucha y si no me marcho. Todos me tenéis harto.

Mientras ponía los pies en polvorosa me mire la mano y me pareció ver que la linea de la vida era mas corta. Garriga, Cancerbero y quien diablos mas estaban centrados en mi persona. Y una sensacion de hollín y polvo reseco mi garganta.

Era el presagio de que esto solo era el principio de la partida. Esta noche tenia una reunión con don Luis que pese a no tenerle en ninguna estima sabia moverse en el estanque donde nadaban la realeza, nobles, políticos y aduladores que vivían al albur de quienes lisonjeaban. Por desgracia yo no era ese tipo de pez. Mi mundo eran las charcas y las ciénagas, lugares donde todos nos conocemos y nos vemos venir. Donde nadie tenia una lengua de acero tejida con adulaciones y halagos que acaban dentro de tus entrañas en forma de faca.

Decidí retirarme a descansar esperando que llegase el anochecer y deseando que lo que iba acontecer no minase mi subsistencia. El día se tornaba oscuro como mi futuro.

Continuara...

viernes, 8 de junio de 2012

Capitulo 14 "Atrapados"

Aun no había perdido en mi oído el eco de tan cariñosa mención hacia mi persona, cuando un trueno con forma de espada y lluvia de astillas empezó a desbrozar la puerta.

Ensimismado miraba a mi alrededor buscando una salida en esa ratonera.

Mientras intentaba poner en orden mis pensamientos y aclarar lo sucedido hace unos segundos.

-Rápido a la cocina.-esa voz me descubrió que teníamos una oportunidad.

Como un gato mojado salte por encima de la barra de madera a la vez que el filo en mi espalda rozaba por muy poco y el frió aire de la muerte anunciaba que me tenia en su lista. Tan fuerte era el afán de nuestra nemesis que el instrumento de su venganza quedo atrapado en el madero complice de tragos y confidencias. Mientras veía como aquel titan del infierno luchaba contra los elementos. Entramos en la cocina y atrancamos la puerta de la forma mas rudimentaria. El tiempo de nuestra existencia se agotaba.


La realidad volvía a mi.

-El Berligou...-decía la posadera.

Mientras, la miraba como si fuera una aparición que hablase en un idioma arcano. Una enorme bofetada en mi rostro me volvió al presente.

-Al fondo tenemos un barril de Berligou.

-¿Berligou? Una botella de ese vino vale mas que este antro.¿ Quien seria tan loco para venir a tomar ese delicado caldo digno de reyes y nobles?

Unos ojos encendidos me miraban y cerré los ojos esperando que llegase a mi cara otra ración de mano. Dude si era mejor estar con ella o con el guerrero ya que ambos parecían desear mi muerte. Pero nada sucedió.

-Es falso. Es una salida que prepare para casos como estos. Nadie pide eso aquí.

-Pues demonos prisa. Ese de afuera no creo que espere mucho mas.

Como si nos fuese la vida en ello nos dirigimos hacia nuestra salvación. Al fondo de la bodega y olvidado entre varios toneles de dudosa reputación y culpables de achispadas chanzas y zarandas descansaba nuestra salida.

Honorine se llama perdonen si hasta ahora no he recordado su nombre pero tantas emociones me resultan fatales para mi memoria. Aunque todos la conocen como Honor.

Honor deslizo la tapa del tonel y nos introducimos en el. Aquello me pareció como un segundo nacimiento o primera muerte. Un túnel oscuro con una luz al fondo. Mientras cerraba la tapa un gran estruendo anuncio que nuestro perseguidor había entrado. Era cuestión de segundos que descubriese nuestra treta. Como pequeños roedores íbamos avanzando freneticamente hacia la salida.

-Hacia la luz. Ves hacia la luz...

Apenas llevamos la mitad del recorrido cuando la tapa del barril fue tronchada como un pato a la hoguera.

-Corre, corre...

La bestia dificilmente entraba por el agujero pero con gran esfuerzo se introdujo.

El chirriar de su cuerpo rozando con las paredes del túnel nos destrozaba los oídos.

Agotados llegamos a una pequeña estancia con un ventana enrejada.

Honor se echo la mano al cuello y empezó a desabrocharse. Aunque sorprendido por su acción empecé a solazarme con la posibilidad de que su libido se hubiese encendido con la tensión del momento. Por desgracia me miro con los ojos bien abiertos y con cara de sorpresa. Pensé que estaba leyendo mis pensamientos y que otra vez mi cara seria de nuevo asaltada por sus manos.

-¿La llave...?.-dijo sorprendida y asustada

-La llave. ¿Que llave?

-La llave que tenia en mi cuello. Abría la reja. Era nuestra única escapatoria. Debió caerse en algún momento de la huida.

Por instinto mire al túnel y vi ya quedaba poco para que Cancerbero saliese a nuestro encuentro. Si la llave estaba en el túnel ya era tarde. Estábamos atrapados.

De pronto el chirrido ceso.

Continuara...